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Dossier


 

Títeres de Viento, de Mar y de Tierra en Dominicana

por Ernesto López

¡Niñas, niños!
¡Público en general!
Nuestra historia comienza así.

 

Por el mar azul y caribe, llegaron a esta isla los primeros aborígenes llamados taínos. Tintinando por el archipiélago en ágiles e informales objetos de navegación llamadas canoas, descubrieron esta nueva tierra a la cual nombraron Quisqueia o Quisqueya (gran tierra madre). Y llegados de inmediato comienza el hombre a contar sus días y noches, su andar, sus dudas, su vida en los muros de las cuevas dejando pictografías y petroglifos, también en el uso de materiales como: madera, algodón, piedra, barro, hueso recreando sus deidades o cemíes (1).
Así los Taínos fueron el germen de la expresión de luz, de sol y sombras. Así los Taínos dejaron sus mitos y leyendas, sus dioses y su paso en la tierra que perdura en el tiempo. Por qué no fabular amigos y amigas de que en acciones miméticas dieran vida a sus imágenes talladas para explicar el mundo de los dioses por ejemplo, la creación de los ríos y los mares o la salida del sol. En la acción gestual de un behíque
(2) curando alguna enfermedad, pudo estar presente la representación de los títeres.

 

     

 

¡Amigos, Amigas!
Cuando ya esta tierra tenía otro nombre aparecen los hombres blancos con sus rezos, sus guerras y sus costumbres; aparece una lengua que a fuerza de látigo y conquista se impone, pero también llega a esta tierra esclavizada el trabajo duro y a sumar resistencia, es traído el hombre negro. La mezcla es inevitable, otro hombre aparece, el mulato rasgo perecedero hasta el día de hoy. El negro trajo sus deidades, su ritmo, el sueño onírico de ser tierra, de ser libre.
Aportó toda una mitología del vivir, hacer y caminar; fundió sus esperanzas con los santos blancos con la idea de sobrevivir. Nos queda una historia de música sagrada de respeto a la naturaleza y resistencia ante las adversidades humanas. El títere dominicano tiene ritmo caribe de tambor, tiene un decir de habla que canta y cuando no habla lo dice con golpes de sonidos de viento.

 

En nuestra historia de los títeres para contar.
Tenemos muchos vacíos que aún quedan para investigar.
Desde la vida republicana hasta nuestros días y mucho más.

 

¡Andando y Andando!
Son otras historias y otros tiempos que les voy a contar.
Pero dando un salto más a nuestro tiempo les comienzo a decir. Llegaron los títeres por mar con el comercio, por hombres vestidos de hambre, de refugio y otras guerras. También con las distintas compañías errantes de Europa y otras partes del mundo que nos visitaban como escala o como destino. Heredamos la tradición del títere de guante o cachiporras en su elaboración (en construcción y manejo), pero en la difusión no hemos tenido esos grandes avances que hagan tradición; no hemos tenido tampoco esos grandes maestros legendarios que a la vez son escuelas y referentes. Solo sabemos de estas épocas que vagabundos y fugaces titiriteros cruzaron por la isla en busca de cambiar su suerte siguiendo el camino al continente americano.

 

¡Querido público, volvamos a comenzar!
¡Ya que el tiempo nos pide un gran salto!

 

Caminando a la década de los 70´s encuentra al país bajo la sombrilla de la ebullición política y propagación de un teatro popular que pudiera articular desde distintas vertientes las artes escénicas.
Influyen Rómulo Rivas y Mercedes Díaz con los títeres Pimpirigallo, más tarde Ana Hilda García funda el teatro Guiñol Dominicano. Se crea la Unidad de Teatro Guiñol de la Dirección General de Cultura y Extensión bajo la dirección de Reynaldo Disla.

 

En el marco de los 80´s llegan al país Eduardo Di Mauro con el grupo ¨la Pareja¨, forma una nueva generación de titiriteros en la técnica del guante depurada de esto alumnos se destacan Reynaldo Disla, Elvira Taveras, Liropeya Batista, Vinicio Pons, Víctor Checo, Fausto Grullón, este grupo de jóvenes lleva los títeres a las escuelas, las calles, las salas de teatro con una frecuencia nunca vista hasta entonces.

 

También crean nueva dramaturgia, trabajan la formación de los títeres en talleres permanentes tiene su mayor auge y unido este grupo están: Ángel Mejía, Gilda Matos, Manuel Chapueseaux, Nives Santana, Basilio Nova, Milagros Pérez, los grupos realizan encuentros y comienza los titiriteros a veces como una clase trabajadora de la cultura nacional.
Se aplican otras técnicas como los títeres de boca o bocones. Esta generación tiene como rasgos característicos el combinar el teatro con el teatro de títeres o también el trabajar para adultos como para niños (as).

 

 

 

 

 

 

¡Caminando y andando o viceversa y todo los contrario!
¡Haciendo marcha y marchas hacemos!

Llegamos a los 90´s la década más fértil del teatro de títeres; es donde otra generación entusiasta crea un movimiento haciendo grandes aportes desde la gestión, la difusión y la creación. Se conforman compañías emblemáticas tales como: ¨Capuchín¨, sus integrantes Elsa Liranzo, Kati Baez, Jochi Brito, ¨Tititi¨, sus integrantes Paula Disla, Henry Mercedes, ¨Papalotes¨, sus integrantes Karina Ubiñas, Gina Martes, Haicel Lazalas, ¨Caquito¨, sus integrantes Julissa Rivera, Marcos Rodriguez, Pascal Mecariello, ¨Teatro Sonrisitas¨, sus integrantes Dulce Elvira de los Santos, Ernesto López; la mayoría de estos titiriteros son egresados de la Escuela Nacional de Arte Dramático o vienen de los talleres de formación del teatro popular, otros de trabajar con compañías independientes u otros de formación autodidacta.

A partir de aquí se experimenta con técnicas distintas, y con estas técnicas aparecen los diferentes materiales que renuevan la estética del muñeco. Esta generación logra crear la Asociación Dominicana de Titiriteros (ADOTI), el Festival Internacional de Títeres, la Revista Titirimudachi, son frecuentes nuevas puestas en escenas, presentaciones y llegan los títeres a la televisión como un complemento ineludible para el público infantil. Es en esta década que Reynaldo Disla crea el manual para profesores de cómo utilizar el títere en el aula.

 

¡Pero, amable público!
¡Público que nos acompaña!
Les puedo contar con la fuerza que comenzó esta década, de mucho entusiasmo, de mucha creación, de propuestas hacia la diversidad y difusión del títere, te cuento que al final de la década… ¡ah! Al final vuelven a disminuir las actividades titiritescas. Una recesión económica provoca que los grupos prefieran hacer montajes veloces para cumpleaños o instituciones, en vez de invertir en montajes más audaces y elaborados para salas de teatro. Nos faltó la unidad de los titiriteros para seguir la historia, el nivel estético se estanca, faltan los directores y realizadores de este género. Falta una dinámica que estimule este arte. Así van desapareciendo los grupos, el Festival Internacional de Títeres, los títeres de la Televisión.

 

Al abrir el nuevo siglo la actividad es mínima, volviendo a retomar la estética del guante y bocones en general. Toda una generación de niños y niñas en edad escolar han crecido sin disfrutar del teatro de títeres. Hoy día con la reforma curricular en las escuelas públicas se contempla al títere como elemento didáctico, para que los estudiantes de nivel inicial puedan tener una experiencia de acercamiento con los muñecos. Pero también nos preguntamos: ¿Conocen los docentes los títeres? ¿Habrá los suficientes docentes para enseñar este arte?
También desde la Escuela Nacional de Arte Dramático se hacen esfuerzos por formar compañías nuevas de títeres que experimenten nuevas técnicas y puedan labrar otros rumbos en el que hacer del oficio profesional. Pero es en este nuevo siglo que se edita el primer libro con piezas exclusivamente para títeres “Piezas para títeres” en el año 2006 escrito por el maestro Reynaldo Disla.

 

¡Amigos, amigas!

En el año 2014 y comienzos del 2015, Canek Denis y Aniova Prandy, emprenden la tarea de rescate del títere Dominicano recopilando material y exponiendo los muñecos realizado desde los años setenta hasta el día de hoy.

 

Son muchas las tareas que les quedan al teatro de títeres de la República Dominicana desde los presupuestos estatales, hasta el compromiso artístico del titiritero con el arte de los muñecos. Artísticamente descubrir el ser dominicano, será la estampa distintiva que marcará la estética de nuestros teatro de títeres, con sus ritos, ritmos, y cantos propios.

 

Somos isla rodeada de mar, ¡querido público!
Y el mar es fuente de vida, de renovación y de cambios.
Yo me quedaré contando viejas historias de estas que son recientes.
Me quedaré donde se quedan los búhos con sus grandes ojos en los árboles.
Y veré los andantes titiriteros presentarse por tierras dominicanas.

 

¡Hasta pronto respetable público!

 

 

(1) Representación plástica de algún aspecto de la Divinidad. Ídolo de tamaño variable hecho en madera, algodón, piedra, barro, hueso. En su significación más profunda, el cemí era una llave, un objeto que hacía de intermediario entre los humanos y las fuerzas suprafísicas. Tomado de Archivo General de la Nación Colección Cuadernos Populares 3. Voces de bohío Vocabulario de la cultura taína. De Rafael García Bidó. Santo Domingo 2010.

(2) Sabio de la cultura taína. Curador, conocedor de las propiedades de las plantas, archivo viviente, intermediario entre el pueblo, los ancestros y la Divinidad. Tomado de Archivo General de la Nación Colección Cuadernos Populares 3. Voces de bohío Vocabulario de la cultura taína. De Rafael García Bidó. Santo Domingo 2010.

 

 

 

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